Imagínese que retrocede en el tiempo
Imagínese que retrocede en el tiempo, llega al principio de la historia y observa un mundo distinto, hay preciosos minerales y otros elementos que parecen brotar de la tierra, del mar y de los ríos.
El ser humano en su búsqueda incansable se tropieza con todo tipo de piedras, destacan pepitas de oro y de plata. En la profundidad de la tierra y en las cuevas surgen esas piedras que le asombran, translúcidas, serán diamantes en bruto.
En otros lugares, lejanos, donde todavía no sabe si habrá alguien parecido a otro ser vivo, aparecen colores azules, rojos, y verdes en piedras empotradas en las montañas, en sus cuevas. El mar y los ríos de Australia, Japón y China arrojan gemas en sus profundidades que, al principio, rodean cuellos y adornan los cuerpos.
La evolución del tiempo y de la inteligencia humana hará diferenciar las cosas por su belleza, luego por su escasez, se sabrá lo que es singular y lo que es más ordinario, aparece el deseo de poseer algo bello, nos sentimos mejor con esos colores, con ese brillo. Empieza el tallado, el pulido, las transacciones.
De esta manera comienza una profesión que en la actualidad emplea la mejor tecnología… combinada con las mejores manos para los más estimados materiales.
Si pulsa en cada uno de los materiales, a un solo click, podrá disfrutar de una breve lectura sobre ellos, empleados por generaciones de joyeros. Oro, plata, platino, gemas y piedras preciosas, objetos que requieren de expertos para su manipulación, haciendo de la materia prima, una joya que entrará en contacto con su piel, o que destacará sobre su camisa, un objeto de distinción personal, que le diferenciará de la uniformidad.
Materiales esculpidos de unas manos para otras manos.