Breve introducción a la historia universal de la joyería
Un recorrido por las civilizaciones
EGIPTO
Egipto es una de las civilizaciones que más hizo uso de las joyas. En su historia se pueden ver infinidad de piezas ricas tanto en sus materiales y diseños como en su contenido simbólico, las cuales afortunadamente pueden ser analizadas hoy en día gracias a la costumbre de enterrar junto a los muertos una serie de piezas que les serían útiles en el más allá. Según Laura Di Nóbile Carlucci (2004) la joyería en el antiguo Egipto tuvo los siguientes usos:
Amuletos y talismanes de protección
- Indicadores de rango y oficio – poder y prestigio
- Premios militares o civiles – condecoraciones oficiales al valor
- Decoración en templos y palacios
- Ajuar funerario
- Funcionales – sellos de los reyes y faraones para legalizar asuntos oficiales
- Motivos rituales
Los materiales más usados fueron el oro, el cobre y la plata; esta última en menor medida que los demás metales ya que en ese momento era el metal más escaso y valioso, además se usó el electro una aleación de oro con 20% de plata. También se usaron varias piedras preciosas como el lapislázuli, el jade y el rubí.
Muchos de estos materiales se asociaban con significados y creencias religiosas
GRECIA
En Grecia se trabajó el oro combinado con las piedras preciosas. Los griegos de la antigüedad se caracterizaron por la elaboración de piezas finas y delicadas en cuyos diseños se empleaban el espiral y las hojas. Fabricaban collares y pulseras con piezas de ámbar y alfileres cuya cabeza era tallada en cristal de roca, también usaron pendientes encomendados a los dioses y ajuares funerarios. Dentro de estos se destaca la máscara de Agamenón, fabricada en su totalidad en oro.
También destacó la fabricación de diademas ovaladas en oro: la corona de laurel otorgada a los victoriosos de las batallas y los deportes, esta pieza era consagrada al dios Apolo ya que se creía que de esta forma se les dotaba de intelecto y luz.
Los griegos se caracterizaron por emplear diferentes técnicas en el trato de las piedras preciosas, las tallaron y grabaron; los diseños de las piezas estaban inspirados en la naturaleza y muchos otros seguían los diseños egipcios.
Algo que marcó la joyería griega fue la creación de una nueva pieza, el camafeo; éste era fabricado principalmente con un tipo de ágata llamada Sardónice, traída de la India.
ROMA
La antigua Roma sobresalió por la elaboración de joyas para el cabello; cuanto más ostentosas y complicadas eran, indicaban un mejor nivel social. Pero la pieza que más se destaca es la argolla precursora de la sortija de compromiso. Según indican los textos, esta era elaborada en hierro y era símbolo de la eternidad, del ciclo de vida que iniciaba la pareja y constituía una promesa ante la sociedad que garantizaba el respeto hacia el compromiso del matrimonio a través del tiempo.
Esta pieza fue una tradición en la civilización romana. Se usaron el oro, la plata, la pasta vítrea, las piedras preciosas, la cerámica, las perlas entre otros.
ORIENTE PRÓXIMO
Comprende Sumeria, Babilonia, Mesopotamia, Asiria, Persia y Fenicia. En Mesopotamia y Asiria se trabajó el oro y se destacó por la técnica de granulado, que consistía en decorar las piezas con pequeñas bolitas de oro. También se reconoció su trabajo en filigrana.
Los fenicios, por su parte, imitaron a los egipcios, pero vale la pena destacar el desarrollo de nuevas técnicas de unión y sistemas de cierre. Desarrollaron diversas piezas como anillos, collares, amuletos, porta amuletos, navajas de afeitar y espejos en materiales como el oro y el bronce, destacándose en la fabricación de una nueva joya conocida con el nombre de candelabros de Lebrija, fabricados en oro a los cuales se les asignaban poderes divinos.
ÉPOCA BIZANTINA
En esta época se destaca el uso de símbolos cristianos como las cruces: éstas se usaban comúnmente en los colgantes de pecho. Es necesario resaltar que fue un momento de gran ostentación donde se llevaban gran cantidad de joyas incluso adornando la indumentaria.
CULTURAS PRECOLOMBINAS
Las culturas precolombinas o prehispánicas trabajaron destacadamente el oro y la plata y algunas piedras preciosas como la esmeralda, en el caso de Colombia y Brasil donde hay yacimientos.
Se destacan los ornamentos de los jefes y sacerdotes, así como los ajuares funerarios. En las tumbas exploradas se han hallado máscaras, cascos, pecheras, turbantes y diademas, entre otros. Se destacan por su trabajo en joyería las culturas de las zonas de México, Colombia y Perú.
Los estilos en la historia
EDAD MEDIA
En esta época las joyas eran de uso exclusivo de los reyes, de la comunidad eclesiástica, de los ricos comerciantes y de los nobles, lo cual convirtió a la joya en un privilegio de la aristocracia. Incluso en países como Francia e Inglaterra se dictaron leyes que prohibían a la gente usar alguna joya fabricada con oro, plata o piedras preciosas. Estas medidas otorgaron a las joyas un significado: se convirtieron en símbolos de poder, de autoridad y de riqueza, pero a la vez formaron parte de la cultura de la comunidad no aristócrata. Esta comunidad le atribuía a las joyas poderes curativos y mágicos, eran usadas en hechizos y rituales.
Se destaca el uso de abundantes piedras preciosas y semipreciosas como el granate, especialmente en la joyería francesa y escandinava.
RENACIMIENTO
Significó una revolución a nivel tecnológico y el resurgimiento en las artes, incluso de la joyería. Piedras preciosas como la malaquita y el alabastro fueron trabajadas en grandes proporciones para ser empleadas en la decoración arquitectónica.
Se impone el uso del color, se elaboran colgantes con numerosas piedras y a la vez esmaltados. Una de las piezas más reconocidas de la época es el colgante y el broche que llevaban un pequeño retrato. Otra aplicación de gran influencia y reconocimiento en la época es la incursión de la joyería en la moda como adorno dentro de la indumentaria de terciopelo y seda, se bordan las prendas con perlas y se les realizan aplicaciones en metales preciosos.
Se produce la incursión de pintores y escultores reconocidos en el diseño de joyas, dentro de estos se destacan Alberto Durero y Hans Holbein.
SIGLOS XVII AL XIX
En esta época la tecnología permitió la talla de piedras de mayor dureza, lo que le dio un lugar muy importante al diamante. Se destacan entonces las joyas elaboradas con este material por una parte y por otra se evidencian los cambios en las joyas que reflejaban la moda y las tendencias.
La industrialización facilitó la elaboración de joyas en serie, lo cual aminoró los costos pero también creó la cultura de la imitación, dando lugar a lo conocido con el nombre de “bisutería”.
Apareció el concepto de aderezo, juego de tres o cuatro piezas, fueran estas pendientes, colgante, sortija, brazalete o broche, entre otros, que eran vendidos en conjunto; también se crean tabaqueras, sellos y hebillas para zapatos.
SIGLO XX
El movimiento Art Nouveau, de la mano de Rene Lalique en la joyería y la aparición de la joyería de autor, de diseño o contemporánea marcaron esta época al igual que el modernismo y los importantes movimientos como Arts and Crafts. Todo esto cambió a la joyería proveyéndola del esplendor del diseño. La valoración de las formas y la originalidad de la pieza sobre el costo del material, hicieron que la joya se redefiniera en su función social.
Las artes decorativas en el Museo del Prado
Además del Tesoro del Delfín, la sección de Artes decorativas del Museo consta de tapices, armaduras y porcelanas, así como de un conjunto de 804 medallas de los siglos XV al XIX y 946 monedas autónomas españolas legado por Pablo Bosch. También es muy notable la colección de piedras duras, una de las más importantes en todo el mundo.
El Tesoro del Delfín se denomina así por haber pertenecido a Luis de Francia, el Gran Delfín, que falleció durante una epidemia de viruela en 1711 sin haber llegado a reinar, siendo parte de él heredado al año siguiente por su segundo hijo, Felipe V de España. El primer Borbón español recibió 169 obras, un porcentaje no muy grande del total (698 inventariadas en 1689), pero que fueron seleccionadas entre las mejores de la colección. Sin embargo casi todas las actualmente existentes están mutiladas por los robos producidos durante la Invasión francesa y otro realizado a principios del siglo XX, que además redujeron su número a 120. De ellas, 49 están realizadas en cristal de roca y las otras 71 en piedras duras (piedras semipreciosas como ágata, lapislázuli, calcedonia, jaspe, jade, serpentina o alabastro) y otros materiales, como conchas de nautilos. Las guarniciones son generalmente de oro, aunque también hay algunas de plata, tanto sobredorada como en su color, y frecuentemente van realzadas con ricos esmaltes y piedras finas (turquesas, amatistas, granates) y preciosas (diamantes, zafiros, esmeraldas y rubíes), además de perlas.
El arte de la joyería en el siglo XX
La estrecha conexión entre artistas y joyería
Fuente: Institut Valencià d’Art Modern
Que grandes artistas se han dedicado a la joyería es algo notorio. El sector joyero español ha sido privilegiado al encontrarse con una muestra, organizada por el IVAM, a través de la Comisaria Diane Venet, que desde una perspectiva novedosa, ha mostrado al gran público la conexión entre la orfebrería y la creación artística a través de una selección de más de 220 joyas diseñadas por algunos de los más relevantes artistas de la segunda mitad del siglo XX y del XXI. Entre ellos figuran: Valerio Adami, Miquel Barceló, Louise Bourgeois, Georges Braque, Alexander Calder, Giorgio de Chirico, Jean Cocteau, André Derain, Max Ernst, Alberto Giacometti, Julio González, Keith Haring, Jacques Lipchitz, Roberto Matta ,Jeff Koons, Jannis Kounellis, Fernand Leger, Roy Lichtenstein, Fausto Melotti, Miquel Navarro, Yoko Ono, Jaume Plensa, Pablo Picasso, Man Ray, Robert Rauschenberg, Frank Stella y Bernar Venet.
Las joyas proceden, en su gran mayoría, de la colección privada de la comisaria de la muestra, Diane Venet, y de diversos artistas y coleccionistas europeos.
Muy pocos artistas plásticos hicieron joyas antes del siglo XX. El escultor renacentista florentino Benvenuto Cellini fue una de las excepciones. En el siglo XVI creó su ‘Perseo’ en Florencia, en la Piazza de la Signoria, con la habilidad de un orfebre. Mucho más tarde, algunos joyeros se consideraron artistas originales, tanto como artesanos. Fabergé convirtió definitivamente las joyas en arte pero él no era escultor, ni pintor.
La coincidencia entre la escultura y joyería de piezas individuales hechas a mano, puede decirse que comienza con el modernismo catalán, un estilo que abarca todos las manifestaciones artísticas incluyendo la arquitectura, y cuyo máximo exponente fue el arquitecto Antonio Gaudí (1852 - 1926). Otro artista destacado es el escultor Julio González, cuya actividad como diseñador de joyería fue paralela a su carrera como el primer escultor en trabajar con hierro forjado. En la exposición se puede contemplar un collar de Julio González perteneciente a la colección del IVAM. Al mismo tiempo, en Austria, Gustav Klimt diseñaba su propia joyería, así como el artista húngaro Béla Voros.
En Alemania, la Bauhaus amplió la gama de materiales empleados por los artistas para fabricar joyas. La artesanía en Bauhaus fue considerada, por primera vez, casi en igualdad con las artes mayores y, por lo tanto, la línea entre ellas se borró hasta el punto de que pintores, escultores y arquitectos se sintieron cómodos haciendo objetos artesanales. La artista Anni Albers abrió el camino para trabajar con materiales de ‘desecho’. El profesor de Bauhaus Josef Albers, en 1941, hizo un broche con un filtro de sumidero de aluminio suspendido de clips de sujetar papel.
La influencia de la Bauhaus impregnó a artistas posteriores como Robert Rauschenberg que utilizó chatarra para crear esculturas. Asimismo el escultor italiano Alberto Giacometti hizo sus primeras joyas en 1935, que, fueron el resultado de un intento fallido al diseñar botones para la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli. Fundidos en bronce fueron rechazados al ser demasiado pesados por lo que los convirtió en colgantes y broches para sus amigos (Cocteau, etc).
En 1940, el artista lituano Jacques Lipchitz, hizo una única pulsera de coral y plata semejante a un ábaco. Esta pieza pertenece a Diane Venet y forma parte de la exposición. Por otra parte, el escultor italiano Gino Severini, firmante del manifiesto de la pintura futurista (con Balla y Boccioni), disfrutaba realizando obras llenas de ritmo. Hizo un brazalete en 1940, único en su clase, que evoca la pulsera de un esclavo. También puede verse en la exposición. En Francia, en los años treinta, Pablo Picasso, cuando estaba enamorado de Dora Maar, recogió piedras y las pintó para ella. Posteriormente hizo lo mismo para Marie Thérese Walter, y grabó su retrato en fragmentos de huesos y conchas encontradas en la playa. Ambas piezas podían lucirse eventualmente como collares o colgantes.
Ya en los años cincuenta y sesenta, Picasso encargó a François Hugo, nieto del escritor francés Víctor Hugo, que realizara una serie de platos y medallones en oro y plata a partir de modelos y diseños originales suyos. Estos objetos no son invenciones póstumas decoradas con motivos extraídos de diversas obras de Picasso. Cada uno de ellos fue seleccionado individualmente, diseñado, y aprobado por el propio Picasso.
Alexander Calder fue el primer artista capaz de traducir su estilo escultórico directamente. Realizó 1800 piezas diferentes que se inspiraban en las esculturas africanas y en el arte de las vanguardias cuando vivía en el París de los años 20. Fue sin duda el primer artista que alcanzó el éxito al hacer joyas a partir de la escultura moderna. A algunas les daba las formas de las iniciales de su amigos como por ejemplo la espiral con las iniciales de plata OK, un regalo para Georgia O’Keefe que usaba regularmente para sujetar los vestidos kimono que se convirtieron en su uniforme. Calder también diseñó piezas móviles que se activaban con los movimientos del cuerpo del usuario. Sus creaciones, pusieron de moda las joyas hechas por escultores que parecían miniaturas de sus obras tridimensionales. En lo que respecta a la promoción de la joyería de artistas, es imprescindible citar a Gian Carlo Montebello que dedicó muchos años de su vida, junto a su esposa Teresa Pomodoro, a este empeño. En 1967, se realizaban piezas en grandes series a un precio razonable pero la experiencia no resultó positiva de modo inmediato, los artistas no estaban listos para la producción en masa y por lo tanto, GEM Montebello, (este es el nombre que dio a su empresa) decidió producir ediciones limitadas, con todas las piezas firmadas y numeradas. A partir de este momento, los artistas se implicaron en el proyecto: los italianos Lucio Fontana y Piero Dorazio, el belga Pol Bury, el venezolano Jesús Rafael Soto, los artistas franceses César, Arman, Sonia Delaunay, posteriormente, Matta y Meret Oppenheim . La muestra incluye obra de todos ellos.
En París, en 1969, Montebello conoció a Man Ray. Y, a partir de un diseño del artista, surgió como primera de una larga serie, la edición de pendientes “Pendentif pendant” (pendiente colgante). A continuación, realizó diversas series de objetos, en ediciones limitadas, como la famosa máscara "Optic Topic".
Fuentes: “Historia Universal de las Joyas“ de Wagner de Kertesz (1947) , Museo del Prado, IVAM